Me llamo Samuel Morrison. Soy cristiano hispanohablante, obispo anglicano (retirado) y servidor de la Iglesia de Jesucristo. Estoy casado desde hace 38 años con Viviana, y juntos somos padres de cuatro hijos y felices abuelos de tres nietos.
Aunque retirado del episcopado, continúo ejerciendo con gozo el ministerio pastoral como capellán de la comunidad anglicana más antigua de Chile, y probablemente la más antigua de toda la costa del Pacífico de América. No lo menciono por vanagloria, sino para subrayar que mi pertenencia al anglicanismo no es reciente, ni en lo personal ni en lo eclesial.
Pertenezco a una familia anglicana de cuarta generación en Chile. Y si sumo a hijos y nietos, ya somos seis generaciones que han recibido y transmitido esta fe. Esa continuidad no es mérito humano, sino testimonio de la fidelidad del Señor a lo largo del tiempo.
Una de las razones que me impulsan a escribir es ofrecer herramientas para una fe más profunda, arraigada en la Escritura, y capaz de vivir y testimoniar a Cristo en medio de nuestra cultura. Me refiero a estudios bíblicos, reflexiones teológicas, recursos litúrgicos y escritos pastorales que, desde la tradición anglicana reformada, ayuden a pensar con fidelidad, orar con reverencia y servir con esperanza. No escribo como experto en lo técnico o lo digital, sino como alguien que ha recibido un legado y desea compartirlo con fidelidad y sencillez.
Soy un hijo de Dios, nacido de nuevo. Confieso la fe histórica de la Iglesia, tal como ha sido expresada en los Treinta y Nueve Artículos de Religión, el Libro de Oración Común y las Homilías Anglicanas. Creo que la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios escrita, y desde ella quiero servir a Cristo con todo lo que soy y tengo.
Gracias por acompañarme en este camino, y por orar para que todo lo que aquí se publique sea para la gloria de Dios y el bien de su Iglesia.
Soli Deo Gloria.