Religión y espiritualidad en Chile: lo que revela el Censo 2024 y otras investigaciones recientes
El Censo de Población y Vivienda 2024, realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), abordó diversos aspectos de la vida en Chile, incluyendo educación, vivienda, pertenencia a pueblos originarios y también, por primera vez en más de una década, el vínculo de la población con la religión y las creencias. Aunque no fue el foco exclusivo del estudio, el bloque dedicado a religión ha despertado gran interés público y académico, ya que permite observar con precisión el proceso de transformación que atraviesa el paisaje religioso del país.
- Resultados del Censo 2024 sobre religión en Chile
Los resultados del Censo de Población y Vivienda 2024, largamente esperados, revelan cambios significativos en el panorama religioso de Chile, con una sociedad que se muestra cada vez más diversa en sus creencias y formas de espiritualidad.
- El 74,2 % de los chilenos de 15 años o más declara tener alguna religión o credo.
- La religión católica sigue siendo la más numerosa (54 %), aunque ha descendido desde el 76,9 % en 1992.
- Las religiones evangélicas o protestantes han crecido hasta un 16,3 %.
- El grupo que declara no tener ninguna religión o credo alcanza un 25,8 %, lo que representa un alza notable desde el 8,3 % en 2002.
- Esta categoría de “no religiosos” no necesariamente implica falta de creencias: muchas personas siguen creyendo en Dios, en la Virgen o en elementos espirituales menos institucionalizados.
- Las encuestas complementarias muestran una alta proporción de personas que dicen tener su propia forma de conectar con lo divino, sin necesidad de iglesias ni servicios religiosos.
- Se observa una fuerte dimensión generacional en esta transformación: los jóvenes tienden con más frecuencia a no afiliarse a religiones tradicionales, aunque conservan o adoptan otras formas de espiritualidad.
- Entre las nuevas creencias destacan la reencarnación, el “mal de ojo”, las energías en la naturaleza y los rituales ancestrales de pueblos originarios.
- Lectura y análisis de los datos del Censo 2024 sobre religión en Chile
Los resultados del Censo 2024 no aparecen como una sorpresa. Más bien, confirman una transformación religiosa en curso, ya anticipada por estudios previos de alta credibilidad. La Encuesta CEP N.° 92 (agosto‑septiembre de 2024) reveló que el 74 % de los consultados estaba de acuerdo con la afirmación: “Tengo mi propia forma de conectarme con Dios, sin iglesias ni servicios religiosos”, y también mostró niveles elevados de creencia en el cielo (73 %), la vida después de la muerte (72 %) y los milagros (69 %).
A esto se suma el estudio del Pew Research Center, publicado en mayo de 2025, donde el 60 % de los chilenos afirmó que “hay algo más allá del mundo natural”, y un 33 % declaró creer que objetos pueden tener energías espirituales.
El Censo 2024, por tanto, no inaugura una tendencia, sino que la consolida y cuantifica a nivel nacional.
A la luz de estos resultados, y en diálogo con los hallazgos de encuestas previas, es posible identificar algunas conclusiones clave que ayudan a comprender el nuevo paisaje religioso chileno. El Censo permite observar con claridad fenómenos que antes solo aparecían como indicios, y que hoy se revelan como características definitorias del momento actual.
No creer no es lo mismo que no tener creencias
El aumento del 25,8 % de personas que se declaran “sin religión” no implica necesariamente un país más ateo. Más bien, refleja una desvinculación con las estructuras religiosas tradicionales, no con lo espiritual en sí. Las creencias siguen presentes, pero se expresan de formas distintas: personales, flexibles, muchas veces sin mediación de una institución.
Una espiritualidad más individual y plural
La alta proporción de personas que dicen tener su propia forma de conectar con Dios, sin iglesias ni servicios religiosos, sugiere una espiritualidad más autónoma, emocional y adaptada a los tiempos actuales. En lugar de una doctrina, prima la experiencia personal, lo simbólico, lo cotidiano.
La juventud marca el rumbo
El cambio está liderado por las generaciones más jóvenes, quienes muestran menor apego a las formas religiosas tradicionales. Esto está en sintonía con una cultura más individualista, menos obediente a instituciones y más abierta a formas diversas de identidad, también en lo religioso.
Desconfianza institucional como catalizador
Aunque el Censo no indaga directamente en las causas, otras investigaciones sugieren que los escándalos dentro de la Iglesia Católica, especialmente por abusos, han tenido un impacto fuerte en la desafiliación. La crisis de confianza no solo afecta a lo religioso, sino a muchas instituciones del país.
La religiosidad ya no tiene una forma única
En Chile conviven el catolicismo tradicional, el pentecostalismo popular y sus derivados, el esoterismo, las prácticas ancestrales indígenas y creencias de inspiración oriental. Este pluralismo muestra que la religión ha dejado de ser un bloque homogéneo y se ha vuelto un campo fluido, donde cada persona construye su propio camino espiritual.
Implicancias para el futuro
Este panorama plantea un desafío a las instituciones religiosas, que deberán repensar su forma de vincularse con una sociedad que ya no acepta fácilmente jerarquías ni dogmas. También interpela a la política pública: reconocer la diversidad de creencias implica no reducir la religión a sus formas tradicionales.
3. Desafíos y oportunidades para la misión evangélica anglicana en el Chile de hoy
La lectura de los datos del Censo 2024, junto con las tendencias confirmadas por encuestas como la CEP y el Pew Research, plantea una pregunta inevitable para quienes estamos comprometidos con la misión cristiana en Chile: ¿cómo anunciar el Evangelio en un país donde la religiosidad ya no se define por la afiliación a una iglesia, sino por búsquedas espirituales personales, fragmentadas y a menudo desconectadas de la fe cristiana histórica?
En primer lugar, es necesario reconocer el cambio de escenario. Ya no estamos frente a una sociedad mayoritariamente católica y nominalmente cristiana. Tampoco se trata simplemente de un avance del secularismo. Lo que observamos es una espiritualidad sin institución, donde muchas personas dicen no tener religión, pero creen profundamente en lo sobrenatural, en “energías” o en formas personalizadas de lo sagrado. Esto requiere un abordaje misionero más atento, contextual y centrado en el corazón de la fe: Jesucristo, su obra redentora y su llamado a una vida transformada.
Pero también hay que mirar con atención un riesgo que se vislumbra, especialmente entre los jóvenes: una espiritualidad sin componentes éticos vinculantes. Es decir, creencias que inspiran sentido, pero no necesariamente transforman conductas o promueven compromisos con otros. En este marco, lo que prima es lo personal por sobre lo comunitario, lo emocional por sobre lo ético, y lo subjetivo por sobre lo bíblico. La espiritualidad se convierte en un recurso para el bienestar individual más que en una respuesta al llamado de Dios a vivir en comunión, justicia y amor.
Esto se vincula con una cultura hedonista y narcisista más amplia, donde lo importante es “lo que me hace bien” y no necesariamente “lo que es bueno, verdadero o justo”. Desde esta perspectiva, la misión no puede limitarse a “acompañar” procesos individuales, sino que debe invitar con claridad y compasión a una conversión integral: a una relación con Dios que transforma no solo la espiritualidad, sino también la ética personal, las relaciones y la vida en comunidad.
Por ello, estos datos invitan a revalorizar la misión relacional y encarnada. En un mundo desconfiado de lo institucional y de los discursos autoritarios, el testimonio cobra más fuerza que el argumento. Las comunidades evangélicas deben ser espacios donde se viva el Evangelio con coherencia, humildad y hospitalidad. La verdad del Reino se comunica tanto con palabras como con obras, y sobre todo, a través de relaciones significativas.
Este nuevo panorama nos desafía a escuchar antes de hablar. La proclamación no puede comenzar sin una comprensión profunda de las preguntas, angustias y búsquedas que las personas traen. Una misión eficaz no parte de asumir lo que el otro cree, sino de tomarse en serio su historia espiritual. Desde allí, con sensibilidad y discernimiento, se puede presentar la buena noticia de Jesucristo como respuesta no impuesta, sino ofrecida en amor.
Además, en medio del pluralismo religioso, el Evangelio no se diluye, pero sí debe presentarse con claridad y humildad. La misión no es confrontación cultural, sino encarnación del amor de Dios. Anunciar a Cristo en este contexto significa invitar, no imponer; dialogar, no vencer; servir, no dominar.
Finalmente, el dato generacional es clave: los jóvenes son el rostro del cambio. Si no logramos conectar con sus anhelos, preguntas y formas de vivir la espiritualidad, el Evangelio corre el riesgo de volverse irrelevante en su percepción. Necesitamos formas misioneras creativas, inclusivas, profundamente bíblicas y culturalmente actuales, que hagan sentido en un mundo en transformación.
En este nuevo Chile, la misión no es más fácil, pero es más urgente. Y si bien el terreno puede parecer más desafiante, también se abren puertas insospechadas para el testimonio de una fe viva, libre, verdadera y centrada en Jesucristo.
Para concluir, los hallazgos de esta encuesta nos recuerdan que hoy enfrentamos doble desafío: no solo evangelizar con fidelidad, sino también reconstruir el sentido de comunidad en una sociedad cada vez más marcada por el aislamiento, el narcisismo y la fragmentación. En este escenario, los creyentes no somos meros críticos del individualismo contemporáneo: somos los mejor preparados para hablar de comunidad, porque creemos en un Dios que es comunidad en sí mismo: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En la Trinidad reconocemos una identidad personal plena, pero vivida en una relación de amor mutuo. Por eso, la iglesia no es solo una red de personas con valores comunes, sino el reflejo de un Dios relacional que nos llama a vivir no solo para nosotros, sino los unos para los otros. Recuperar ese horizonte comunitario no es un añadido, sino parte esencial del testimonio del Evangelio hoy.
Soli Deo gloria
Enlaces para ampliar información
- Censo 2024 (INE): https://censo2024.ine.gob.cl/
- Reportaje en El Mercurio / EMOL: https://www.emol.com/noticias/Nacional/2025/06/30/1170815/censo-aumenta-promedio-escolaridad-chile.html
- CEP Reportaje No. 92 (2024): https://www.cepchile.cl/encuesta/encuesta-cep-n-92-2/
- Pew Research Report (2025): https://www.pewresearch.org/religion/2025/05/06/believing-in-spirits-and-life-after-death-is-common-around-the-world/